[dropcap size=big]E[/dropcap]n materia gastronómica, el estado tiene dos grandes regiones; el Altiplano y la Huasteca.
Al primero podemos representarlo con las enchiladas potosinas con papa y zanahoria a un lado (primas de otras similares de Querétaro, Guanajuato y Michoacán) y con el mole de olla, hecho de puerco, verduras diversas y xoconostle, esa ácida tuna de los semidesiertos.
En Río Verde preparan tamborcitos, gorditas con carne deshebrada; en otros lugares hay enchiladas en cacahuate, pastel indio a base de tortillas, pollo y rajas; sopa de bolitas de masa, verdolagas con carne de puerco, chochas o flor de palma con cerdo, cabrito en su sangre; guiso borracho con variadas carnes, verduras y especias, a base de pulque, y el fiambre potosino, donde coinciden lengua de res, pollo y patitas de cerdo.
Por lo que respecta a los postres, en San Luis hacen panecitos de pulque, gelatina de tuna, por supuesto queso de tuna (que no tiene leche) y capirotadas blanca y de piloncillo, por citar algunos.