[dropcap size=big]T[/dropcap]iene una peculiar historia artística, arquitectónica y por supuesto, gastronómica.
Ha sido centro de experimentación culinaria durante siglos y lugar de origen de platillos nacionales como el mole poblano o el chile en nogada.
La cemita poblana tiene historia propia, es hermana de la torta, prima cercana del pambazo francés, parienta lejana del paste y del sandwich, ambos de origen inglés, y precursora histórica de las tortas gigantes que hoy se venden en gran parte del país.
Gastronomía de Puebla
En toda Puebla, la base de la comida es el maíz, el frijol y el chile, y estos tres elementos se combinan para producir una gran cantidad de platillos como las enfrijoladas, que se consumen en cualquier localidad poblana.
La cocina poblana se diversifica en cada una de sus regiones, donde incorpora características particulares dependiendo de los recursos e ingredientes disponibles.
Por ejemplo, está el mole de caderas de Tehuacán, que se prepara en honor del Festival de la Matanza, en que se sacrifican los chivos de los hatos familiares.
En la Mixteca, el repertorio gastronómico incorpora insectos como los cuetlas y los jumiles; cactáceas como la biznaga y la pitaya; frutos tropicales como el zapote negro; y a base de huajes se prepara el huaxmole.
En el centro del estado se pueden encontrar mixiotes, barbacoa y pulque, todos deudores del maguey.
Además, está la gran tradición de lácteos de Chipilo, donde los descendientes de los vénetos establecidos en la región continúan produciendo quesos al estilo de Italia.
En la ciudad de Puebla es posible encontrarse con gran cantidad de platillos, desde antojitos como chalupas, cemitas, tortas y tamales de diversos estilos.
El más famoso y característico dulce es el camote poblano.